Historias de vida: Francisca Ojeda de Martin (última parte)
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En esta entrega, Mercedes “Mechi” Palavecino escribe sobre la vida de la reconocida pobladora.
05/09/2021
Foto 1-Panchita, Nené Barbagelata, Ricardo Matías, Francisco Capraro, Francisco Andrade y otro, Pza.Capraro, año 2000 foto, Mechi Palavecino
La semana pasada comenzamos a interiorizarnos en la vida de Francisca Ojeda, “doña Panchita”, denominada así por todas las personas que la conocimos y amamos.
Panchita fue una persona de pequeñas dimensiones, cuyo rostro irradiaba siempre optimismo, alegría, ganas de vivir y gratitud. Sencilla, sumamente sociable y activa.
En relación a cómo conoció a Norberto Martin, quien fuera su esposo y compañero de vida como ya dijimos, nos narró que fué en la Isla Victoria, donde ella había concurrido a visitar a una de sus hermanas, casada con Pascual Rosales, quien trabajaba en el vivero de la Isla en ese tiempo, y que allí había ido Norberto a vender carne. Norberto había nacido en la Península San Padro pero habia sido criado en el paraje El Vinagre, en el perilago.
En aquellos tiempos, generalmente las mujeres se casaban muy jovencitas, y es por eso que las parientes de Panchita la aconsejaban que se casara para no quedar “para vestir santos”, como se decia antes, ya que los chicos Capraro crecerían y ella habría dejado su juventud en la tarea de cuidarlos y se quedaría soltera y sola. Se casaron finalmente en 1953, como ya vimos en el artículo de la semana pasada y durante un año y medio vivieron en El Machete, pero, luego del nacimiento de Ester en 1954, Norberto consiguió trabajo como mecánico de motores diesel en la Usina que generaba la energía eléctrica del pueblo y se ubicaba al lado de Parques Nacionales, en el actual puerto.
Foto 2-Norberto Martin en el Correo, foto archivo Museo Histórico Regional
Panchita me comentó que cuando Estercita tendría un año aproximadamente, y vivian en el Cruce, la señora Margarita de Knapp fue a buscarla a su casa para proponerle trabajar unos meses en verano como mucama en la residencia Inalco. Recordemos que a solicitud del presidente J.D.Perón, el Sr. García Merou, propietario de Inalco, habia tenido que vender su propiedad a Jorge Antonio (presidente de Mercedes Benz de Argentina, empresa de capitales alemanes) para no ser expropiado. El encargado en ese tiempo era el Sr. Jeffrey Knapp, (que decía ser ingles) quien habia solicitado a don Francisco Capraro le recomendase alguien para trabajar alli y él pensó en Panchita, que habia cuidado de sus hijos durante tantos años y era de su absoluta confianza. Ella lo conversó con su esposo y decidieron aceptar. En una entrevista que le realicé a fines de 2016 ella me narró esta historia que, según me dijo en esa oportunidad, nunca habia comentado demasiado con nadie. El caso es que Panchita tomó como referencia que su hija Ester estaba aprendiendo a caminar en ese tiempo, asi que calculamos que sería el año 1955 aproximadamente.
Me dijo que estaban alojándose en la residencia dos matrimonios “gringos”, ella no sabía de que país eran, y que el hombre mayor era mas autoritario y caprichoso, según sus términos “mal arriado”, recuerda que jamas la saludó, ni la miró, ni le contestó si ella le hablaba, como si hubiese sido un mueble. Panchita era mucama y moza alli, también ayudaba en la cocina si era necesario, aunque habia una cocinera, la señora de apellido Matias. Panchita recuerda que fué poco tiempo el que estuvo alli, dos meses aproximadamente, ya que los matrimonios se fueron y ella regresó a su casa con su esposo y su hija. Nunca le dio importancia a este hecho hasta que sus hijos le compraron un televisor grande y allí, viendo un documental de la segunda guerra mundial, al ver a Aldolfo Hitler sostuvo que fué la persona que ella atendió ese tiempo en Inalco, el señor “mal arriado”. Yo personalmente la contacté con Abel Basti, el periodista e investigador sobre esta temática que vive en Bariloche, y este testimonio forma parte de uno de sus últimos libros. Todas las personas que trabajaron en ese tiempo allí, ahora han fallecido, lo que dificulta la tarea de cruzar la información.
Foto 3-casa Baladini, foto Mechi Palavecino
Siguiendo el derrotero de la vida de Panchita, cuando recién vinieron de El Machete vivieron en el Cruce, en la casa de la señora Valerina de Baladini que después fue de Barbagelata (creo que se refiere a una de las casas mellizas que habia antes sobre la avenida, donde ahora está el local “la Araucaria”), en ese tiempo, en el año 1957 nació su segundo hijo, Andrés. Como Norberto trabajaba en la vieja Usina en la Villa (puerto actual) el señor Zucklin, encargado alli y que vivia en el piso superior de la misma Usina, le ofreció su casa en El Cruce para que se la cuidara y de paso se ahorraba el alquiler, quedaba en frente a lo de Soto, y vivieron tambien como dos años alli. Nació en 1958 Héctor Abelardo, su tercer hijo, “Tati”.
Dejaron la casa de don Zuckin y “le alquilaron a don Murer su casa, donde están las antenas esas, que estuvo el cable alli, las pantallas esas de la televisión”, después de vivir alli, estuvieron un tiempo en lo de Palma hasta que les ofrecieron trabajar como encargados en “Inaltu Lafken”, propiedad del doctor Surra Canard , en la zona de la laguna Selva Triste. El doctor Surra Canard era médico especialista en nefrología, vivian en Capital y él venia unos quince dias (yo no recuerdo haberlo conocido) pero su esposa, “la tía Nina” se quedaba todo el verano aquí, se iba recién en el mes de mayo.Tenían un Ford T negro, que era el único vehículo así que habia en la zona. Recuerdo que se le daba manija en la trompa para arrancarlo, y la tia Nina era una señora muy simpática y campechana, simple, fumaba cigarrillos mentolados en una boquilla larga, (yo nunca habia visto eso) y tenia una voz muy grave.
Foto 4 – Panchita y la “tia Nina”-foto familiar
Recuerdo en el año 1974 yo estaba estudiando en La Plata y con Tato, mi hermano que en ese tiempo estaba trabajando en Capital Federal, fuimos a visitarla a su departamento en el centro. Recuerdo que ella se puso muy contenta de vernos y compartimos una tarde con ella.
Panchita dice que allí sí que le tocó trabajar y mucho, ya que tenía que hacer todas las cosas en el chalet, tener limpia la casa para que cuando ellos llegasen estuviese todo listo, las compras hechas, la comida preparada, la casa calentita…ella era quien lavaba, planchaba, hacia el fuego, tenia la leña, y además de eso, hacía las cosas en su propia casa, donde atendía a sus tres hijos y a su marido. Hacía la huerta y los jardines, tenia el pasto cortado, a la tardecita regaba. Yo recuerdo a Panchita en esa casa, en mi infancia, era una casa de madera, de dos pisos y ellos vivian arriba, abajo era garage y leñera. Panchita siempre hacia el pan, que era tan rico!!! con manteca y dulce también casero. Su huerta tenia muchas verduras y frutales. Panchita trabajaba de sol a sol.
Trabajaron como cuidadores en este chalet unos 25 años aproximadamente. En 1983 comenzaron a vivir en su casa propia en el barrio Calafate, donde pasaron sus últimos años de vida.
Foto 5 – familia Martin en el jardin del chalet, foto familiar
Una gran tragedia enlutó su familia. El 15 de abril de 1989 un accidente en el lago, una embarcación que regresaba de una marcación en el paraje El Vinagre, donde vivia la familia de Norberto y actualmente vive Tati, desapareció en el lago con sus cuatro tripulantes, todos vecinos del pueblo. Andrés Martin, en ese momento vicepresidente del Consejo Deliberante local, Ramiro Vidal, (a quien recuerdo mucho porque fuimos compañeros en la escuela primaria) tesorero de la sucursal local del Banco Provincia, Peti Navarro, cuidador de una propiedad en el Country Cumelén ( padre de Valeria) y Osvaldo Vera, también compañero mio de la escuela. El único cadaver que apareció en esos dias fue el de Peti Navarro, en una playa de la Isla Victoria, del resto de los tripulantes y de la lancha misma jamás se supo nada.
Foto 6 - artículo diario
A los dos años de este lamentable suceso, falleció también Norberto Martin, quedando Panchita sola con sus hijos y sus nietos. En su casa, esta mujer luchadora tuvo su huerta propia y su jardín, que cuidaba con gran esmero como hizo con todas las cosas en su vida.
También me contó Panchita en esas largas charlas que compartimos, que cuando se creó el Club Angostura, en la década del 60 quizás, ella colaboraba lavando las camisetas de los jugadores.
Recordamos a los viejos vecinos de antes en la Villa, que éramos pocos y se estaba desarrollando El Cruce y era allí donde se podia instalar la gente, ya que Parques Nacionales habia previsto la zona del puerto actual como Área Residencial, las tierras ya tenia dueño y los terrenos eran muy grandes.Vivíamos alli solamente las familias de los funcionarios públicos que desempeñaban sus tareas y tenian la vivienda en ellos, como el caso de mi familia, ya que mi padre era el Jefe de Correos, el caso del Guardaparque, (que en ese tiempo era uno solo), recordamos a don Marcos Fernández, su esposa Gaudencia, sus hijos, Boyita, Hugo, Carlos y el menor Marquitos. Don Marcos fue también Juez de Paz, pero no logramos recordar si primero fué juez o primero guardaparque, el caso es que estuvieron varios años viviendo en el lugar, luego se fueron a Bariloche, donde están actualmente algunos de sus hijos y sus familias. También Antonio Munar, que trabajó en la Usina luego que fracasara el proyecto atómico de la Isla Huemul, donde él habia venido a trabajar, con su familia , y su esposa Norma García habia conseguido trabajo como maestra, primero en Bariloche y luego en nuestra escuela 104. Antonio fué también Juez de Paz.
Foto 7 – Norberto, Panchita y un nieto, Mauricio, en su casa del Calafate, foto familiar
En verano venían a pasar la temporada, ademas del matrimonio Surra Canard, el doctor Copello, que era dentista y vivia en La Quimera, propiedad actual de Pedemonti. En frente de La Flecha está la propiedad de la familia Arbolave, quienes pasaban aquí tambien la temporada de verano. Estaba también Sexto Eggidi alquilando el Hotel Angostura, pero todos creíamos que era el dueño, con su esposa Lucia Venturini y sus dos hijos, Kika y Kiko. En el Messidor estaba cuidando la familia de don Roberto Marimón, su esposa Lina, y sus hijos Graciela y Roberto.
Un tiempo, en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, vivió una señora española, doña Dolores Nuñez viuda de Paz, nunca supe por que vivía alli esa señora, y Panchita tampoco, y lo recordamos con curiosidad. Tenia un hijo, Santiago Paz, pintor y concertista de guitarra. Santiago se casó en Buenos Aires con Lucresia, que era Asistente Social y vivieron en la casa que está antes de llegar a la Iglesia, y luego en una casita dentro de Selvana, que era una propiedad cuyos cuidadores eran Rodolfo Garcia, su esposa Olivia Almonacid y su hija Cristina.
En la Villa vivía también la familia de Enrique Barbagelata, su esposa y su hijo Héctor, la familia Misurack, que cuidaban la propiedad de Gándara, la familia Hensel, en La Granja.
Al cierre de la entrevista realizada por mi colega Marcela Varangot, Panchita manifiestó estar agradecida con la vida, a pesar de haber vivido en forma muy humilde, nunca le faltó un plato de comida ni ropa para vestirse. Que de todos los trabajos que desempeñó, el que más disfrutó fue el de cuidar de los hijos de don Pancho Capraro, por eso dice haber sido bendecida, porque también tuvo su familia propia, crió sus hijos, tiene nietos y ahora también bisnietos!!!
Foto 8 – Panchita, sus hijos, el Vicegobernador Figueroa y el Intedente Caruso, al otorgarle la Mutisia de Plata en 2017 - foto Mechi Palavecino
En mayo del 2017 la Municipalidad de Villa La Angostura otorgó la Mutisia de Plata a doña Panchita, en reconocimiento al trabajo social que desarrolló a lo largo de su vida en este pueblo.
El 20 de setiembre de 2019 dejó de existir físicamente, a los 95 años de edad, pero siempre estará viva en la memoria de todos los que la conocimos.
Foto 9- Panchita con su hija Ester, su hermana Beatriz y su bisnieta Alejandra.
-Entrevistas, charlas y recuerdos personales de Mechi Palavecino en distintas oportunidades
-Entrevista de Marcela Varangot 30-09-1999
- Natalia Belenguer, libro “El paraíso tembló”, Ed. La Grieta, 2020
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Reseñas de Telluride: ‘Spencer’, ‘King Richard’, ‘Cyrano’ – EzAnime.net
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TELLURIDE, Colo. –
Ah, qué alegría volver a estar de nuevo en teatros abarrotados, sentado en la oscuridad con extraños y paralizado colectivamente por el poder de la imagen en movimiento. Además, qué horror, qué horror más absoluto pensar en todos los patógenos mortales invisibles que potencialmente flotan a nuestro alrededor mientras nos acurrucamos hombro con hombro. Incluso aquí, en este primer Festival de Cine de Telluride de la era COVID-19, donde los requisitos de vacunas y máscaras están en plena vigencia, tomar asiento para un título tan esperado como «El poder del perro» o «El rey Richard» puede provocar un temblor. de ansiedad. A mitad del estreno norteamericano del sábado de «Spencer» El nuevo y fascinante drama protagonizado por Kristen Stewart como la princesa Diana, tuve la tentación de pedirle al tonto que estaba frente a mí que se pusiera la máscara correctamente sobre la nariz, solo para detenerme y preguntarme si todos éramos tontos por estar allí en primer lugar. .
Quizás la gran multitud me estaba afectando: Recién salido de su brillante recepción en el extranjero en el Festival Internacional de Cine de Venecia, «Spencer» había llenado a una audiencia emocionada en un teatro de 500 asientos, uno de los lugares públicos más grandes de esta pequeña ciudad montañosa de Colorado. O tal vez fue la claustrofobia implacable de la película en sí, orquestada audazmente por el director chileno Pablo Larraín como una especie de fantasía de terror biográfico y pieza complementaria de su igualmente hipnótica “Jackie”. Esa película, protagonizada por Natalie Portman como Jacqueline Kennedy, se desarrolló en gran medida después del asesinato de su marido; “Spencer”, que se desarrolla durante una celebración navideña de tres días en las excavaciones de la familia real en Norfolk, también captura el final de un matrimonio famoso por su imperfecto.
De todos modos, esa es la presunción del guión de Steven Knight, que sigue a Diana mientras se frota contra su jaula dorada durante tres días de tortura. Es un ejercicio radical de subjetividad, ya que la princesa desafiante está mayormente aislada de los principales arquitectos de su miseria; El príncipe Carlos y otros miembros de la familia real solo se ven a simple vista, y el único aliado de Diana, además del joven William y Harry, es una sirvienta comprensiva (la excelente Sally Hawkins). El período de tiempo es de principios de los 90; Larraín tiene poco interés en las fechas exactas u otros detalles fácticos, la mayoría de los cuales serían superfluos de todos modos. “Spencer” asume sabiamente que ya conocemos muchos de los desagradables detalles.
Kristen Stewart como la princesa Diana en la película «Spencer».
(Neón)
Aún así, hay muchos detalles desagradables, como las escenas esperadas pero no exageradas de Diana atracones, purgas y coqueteos con la autolesión. Y también hay hermosos detalles en el suntuoso remolino del vestuario y el diseño de producción y los tonos almidonados que favorece la directora de fotografía Claire Mathon («Retrato de una dama en llamas»), cuya cámara persigue a Diana por pasillos palaciegos inquietantemente vacíos. ya veces corre junto a ella al aire libre, en unos pocos momentos raros de dicha liberada. Pero si esto es un cine hermoso, también es astutamente subversivo de su propia belleza y de la pompa y formalidad ritualizadas que, para la Diana de espíritu libre, demostraron ser un sustituto intolerable del amor de una familia.
Vemos películas sobre la realeza, por supuesto, para saborear esos rituales, para deleitarnos con el reluciente espectáculo de vidas mucho más privilegiadas que la nuestra. En «Spencer», esos detalles superficiales se vuelven rápidamente corrosivos, nada más que un collar de perlas que se convierte en un emblema del matrimonio sin amor de Diana, una gargantilla en todos los sentidos. Stewart literaliza esa metáfora aún más con su entrega entrecortada y cada vez más frenética; a pesar de toda la atención que ha recibido su acento inglés, como siempre lo hará el acento inglés de un actor estadounidense, no es aquí el aspecto más significativo de su estilización vocal.
Una nueva actuación de Diana de alto perfil parece materializarse cada año en estos días (la excelente Emma Corrin de «The Crown» pronto pasará el testigo a Elizabeth Debicki), y Diana de Stewart bien puede destacarse como una de las interpretaciones más divisivas. Esto se debe en parte a que, para empezar, la actriz tiende a dividir a los espectadores (especialmente a aquellos que no se han molestado en ver su excelente trabajo en «Clouds of Sils Maria» y «Personal Shopper» de Olivier Assayas), y es posible que los escépticos no se emocionen al escuchar que hay tanto de Stewart en esta actuación como de la propia Diana. Al encontrar un equilibrio ideal entre una imitación impecable y su propia experiencia personal como una celebridad muy perseguida, Stewart convierte incluso su propio casting contradictorio en un arma subtextual. Si alguna vez parece fuera de lugar en este mausoleo lujosamente decorado, imagínense cómo se debe haber sentido Diana.
Haley Bennett y Peter Dinklage en la película «Cyrano».
(Peter Montaña)
Como muchos títulos de prestigio que se estrenan en los principales festivales de otoño en Venecia, Telluride, Toronto y Nueva York, «Spencer» (que Neon estrenará el 5 de noviembre en los cines) recibirá un impulso de premios fuertemente centrado en su actor principal. Es más que merecido, sobre todo porque esta es la rara imagen en la que la calidad de la actuación se siente sincronizada con la calidad de la realización de la película. Aunque los resultados no son tan impresionantes de cable a cable, Joe Wright ha elaborado «Cyrano» adaptado por Erica Schmidt de su propia adaptación musical de la obra de Edmond Rostand de 1897, cuenta con suficientes florituras virtuosas para sentirse como algo más que un simple escaparate para la interpretación central de Peter Dinklage.
Por otra parte, incluso eso podría haber sido suficiente. Repitiendo un papel que interpretó en el escenario, Dinklage, que estuvo presente en Telluride para recibir un medallón de plata y un homenaje a su carrera del festival, crea un Cyrano de Bergerac inspirado, su inteligencia erizada y su manera maravillosa con las palabras que expresan y ocultan el amor de su personaje por la esquiva Roxanne (una excelente Haley Bennett). Como un homenaje sincero y pasado de moda a ese amor, “Cyrano” tiene sus tramos banales; también tiene un elenco de apoyo sólido (un cariñoso Kelvin Harrison Jr., un Ben Mendelsohn adecuadamente villano); afectando la música y la letra de la Nacional; y la hábil puesta en escena de Wright. Aunque no está tan formalmente estilizado como su «Anna Karenina» ni tan emocionalmente inmediato como su «Pride & Prejudice», «Cyrano», que United Artists Releasing lanzará el 31 de diciembre, logra convertir dispositivos descaradamente artificiales en un sentimiento puro y no forzado.
Simon Rex en la película «Red Rocket».
(A24)
Eso lo coloca en un refrescante contraste con la tediosa obra de Wes Anderson. «El despacho francés», en el que los dispositivos descaradamente artificiales rara vez son mucho más que eso. Apareciendo para algunas proyecciones sorpresa en Telluride después de su recepción mixta en Cannes, este croquembouche cinematográfico tambaleante (que se abre el 22 de octubre a través de Searchlight Pictures) rinde un homenaje ostensible a los placeres eternos de Francia y los días de gloria del periodismo literario estadounidense. Pero su compromiso con estos temas rara vez va más allá de lo decorativo, y la diversión ligera y aireada que esperaba se siente curiosamente empantanada en lugar de liberada por la estructura de viñeta de cinco partes de Anderson.
Una importación de Cannes a Teluride mucho más gratificante: «Red Rocket» una odisea hilarantemente espantosa de los bajos fondos del guionista y director Sean Baker («Tangerine», «The Florida Project»), y una película que me gustó de la explosión inicial del gusano earworm de 2000 de ‘N Sync «Bye Bye Bye». Ese clásico himno de despedida encuentra un destinatario perfecto en la forma de Mikey Saber (un excelente Simon Rex), un actor adulto con mala suerte que regresa a su antiguo terreno de pisar en Texas, donde no pierde el tiempo seduciendo, explotar y estafar a todos a la vista. El casting de Rex, cuya ardiente carrera de actuación, rapeo y modelaje incluye algunas incursiones en el porno en el pasado, es un golpe maestro, al igual que el marco de tiempo previo a las elecciones de 2016, que agrega una ventaja política a esta historia de una celebridad. aprovechando el vientre del estado rojo. (A24 lo lanzará a finales de este año).
Will Smith, Demi Singleton y Saniyya Sidney en la película «King Richard».
(Imágenes de Warner Bros.)
Uno de los temas centrales de «Red Rocket», el ajetreo como pasatiempo estadounidense vital, se analiza de manera aguda y entretenida en «Rey Ricardo» que se estrenó en Telluride unos meses antes de su lanzamiento de Warner Bros./HBO Max el 19 de noviembre. Aunque la última película de Green presenta a un Will Smith irreprimible y revitalizado como Richard Williams, el padre de Venus y Serena Williams y un padre de escenario como ningún otro, la película nunca permite que su personaje principal absorba el oxígeno dramático. De manera crucial, Saniyya Sidney (como Venus), Demi Singleton (como Serena) y especialmente Aunjanue Ellis (como Brandi Williams, la matriarca de la familia y la verdadera columna vertebral) están disponibles para contrarrestar a su co-estrella de mayor fama en lo que resulta no ser solo una fabulosa película de tenis, pero también un drama estructurado como una serie de descargas psicológicas.
“King Richard”, que, como tantos estrenos de Telluride, encendió su propia ronda de especulaciones sobre premios, es el último largometraje dirigido por Reinaldo Marcus Green; con un poco de suerte, enviará a algunos espectadores de regreso a su película debut sombría y subestimada, «Monsters and Men». El rango emocional expresado entre esas dos películas es notable, al igual que el rango de ideas sobre la supervivencia y la movilidad social de los negros en la América contemporánea. La obstinada insistencia de Richard en que solo él sabe lo que es mejor puede ser exasperante y egoísta, pero al final es tremendamente difícil no admirarla. Nada menos que «Spencer», «King Richard» pesa el costo emocional de estar en una familia que opera según sus propias reglas, con la diferencia crucial de que estas reglas, por duras y equivocadas que puedan ser, también son una expresión inconfundible de amor. .
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La novela ‘Kimitachi wa Dou Ikiru ka’ llega con traducción al inglés en octubre
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Es hora de hablar de los misterios de la vida. La novela ‘Kimitachi wa Dou Ikiru ka’, llega a Occidente por primera vez con traducción al inglés el 26 de octubre.
La magia de la novela escrita por Genzaburo Yoshino, llegará bajo el sello editorial de Algonquin Young Readers, contando con la traducción de Bruno Navasky bajo el título de ‘How Do You Live?’.
Esta edición contará con un prólogo especial de la mano de Neil Gaiman, el escritor de éxitos que pasaron a la gran pantalla y que han inspirado a varias formas de entretenimiento como ‘The Sandman’ y ‘Coraline’.
El anuncio se publicó por medio de un comunicado de prensa que replicó la página Anime News Network, dando luz al material original en el cual se basa la próxima película de Hayao Miyazaki.
La misma contará con el mismo título de la novela de Genzaburo y hasta la fecha Toshio Suzuki ha confirmado que la cinta dedicada al nieto de Miyazaki va a la mitad de su producción y que tomará tres años más en completarse.
Un poco más de Kimitachi wa Dou Ikiru ka
Junichi Honda es un estudiante de secundaria de segundo año, que a sus 15 años de edad es conocido por su apodo Koperu, por el astrónomo Nicolás Copérnico.
Honda tiene excelentes logros académicos y atléticos y posee un buen grado de popularidad. Su padre fue ejecutivo bancario hasta el día de su muerte y su madre es una sirvienta, pero después de la muerte de su padre, Koperu se muda a la casa de su tío.
Hay muchos hijos de hombres de negocios, profesores universitarios y médicos entre sus compañeros de clase, por lo que los temas de conversación entre sus herederos van desde ir a esquiar, ir al cine y a centros turísticos en el verano.
Koperu experimenta y observa varios eventos en la vida escolar con sus amigos y después de cada capítulo, su tío, quien cuenta la historia, habla sobre temas como la visión de las cosas, la estructura de la sociedad y relaciones como notas dirigidas a Koperu.
¿Le darás una oportunidad a la novela ‘Kimitachi wa Dou Ikiru ka’ con su traducción al inglés? Cuéntanos en los comentarios.